A diferencia de los vehículos de motor de combustión, el eléctrico tiene menos piezas sometidas a desgaste y el arreglo de otras es más barato.
Una de las muchas ventajas de un coche eléctrico es una mecánica mucho más simple que la de un coche con motor de combustión y que requiere menos mantenimiento. Por una parte, el eléctrico carece de muchas piezas que están sometidas a desgaste y requiere una sustitución periódica. Por otra, hay otros elementos que son comunes a los dos tipos de vehículos, pero resultan mucho más duraderos en un eléctrico.
Lubricante
En un eléctrico hay muchas menos piezas móviles, en especial las que tienen rozamiento unas contra otras. Además, la temperatura de trabajo es mucho menor que las derivadas de la combustión. Por eso el aceite lubricante no es necesario para para reducir el rozamiento ni para contribuir a la refrigeración, como ocurre en un motor de gasolina o Diesel. En un eléctrico no solo nos ahorramos el cambio periódico de lubricante, también el del filtro de aceite imprescindible para retener productos de la combustión y del desgaste de las piezas metálicas que arrastra el aceite en un motor térmico.
Filtro de aire
Para cada litro de gasolina que gasta un motor, necesita unos 10.000 litros de aire. Con semejante cantidad, la más mínima concentración de partículas en el aire acabaría por dañar el motor si no hubiera un filtro, que requiere un cambio periódico. Nada de eso es necesario en un eléctrico.
Los coches eléctricos no tienen ni bujías ni calentadores, por lo que hay un importante ahorro en costes
Embrague
En los coches de cambio manual, antes o después es preciso sustituir el embrague porque es un elemento de fricción sujeto a desgaste, especialmente si se utiliza el coche en ciudad. Al no necesitar una caja de cambio como tal, en un eléctrico tampoco hace falta un embrague.
Sistema de descontaminación
En el sistema de descontaminación de los motores de gasolina o Diesel hay elementos como catalizadores, filtros de partículas, válvulas de recirculación de gases (EGR) y sondas de oxígeno. Esos elementos tienen una vida útil muy larga, pero no siempre tanto como la vida del coche, por lo que eventualmente hay que sustituirlos. Otro inconveniente que nos ahorramos en un eléctrico.
Aditivos
Además de los catalizadores y filtros, los motores diesel modernos necesitan un aditivo llamado Ad Blue para que funcione su sistema de descontaminación de los gases de escape. Ese aditivo se va gastando y es necesario reponerlo periódicamente. En un eléctrico, sin gases de escape, no es necesario.
Bujías o calentadores
Los motores de gasolina tienen bujías para el encendido y los diesel, para precalentar la cámara de combustión. La vida útil de estos elementos, especialmente los primeros, es limitada y requieren un cambio. Un eléctrico no tiene ninguno de los dos.
Correas
Todos los motores tienen una correa para transmitir movimiento del motor a ciertos elementos, como el alternador o el compresor del aire acondicionado. Además, hay motores en los que la distribución se realiza con una correa dentada. Tanto la correa de accesorios como la de distribución tienen programado su reemplazo. En un eléctrico no son necesarias. Por ejemplo, el compresor del aire acondicionado funciona directamente con la corriente eléctrica de la batería.
Pastillas y discos de frenos
En un coche eléctrico, si se pisa suavemente el pedal del freno, realmente no estamos parando el coche con los frenos. En ese caso, entra en funcionamiento el sistema de frenado regenerativo que convierte la energía cinética del coche en electricidad que se almacena en la batería. Ese frenado regenerativo es capaz de ralentizar el coche, por ejemplo, en las frenadas normales que se realizan en ciudad. En consecuencia, el equipo de frenos de un eléctrico no sufre ningún desgaste en esas condiciones, solo actúa cuando la frenada es más intensa.
Menos desgaste, más limpieza
Al margen de los elementos previstos en el mantenimiento de los coches con motor de combustión, hay otras muchas piezas móviles sujetas a desgaste que, con el tiempo, dejan de tener un funcionamiento perfecto. Eso no ocurre en un eléctrico, en el que el número de piezas móviles es significativamente menor y el rozamiento de las que hay, mucho más reducido. Al no haber combustión, en un eléctrico no se presenta el eventual problema de que algunos elementos del motor se ensucien, como los inyectores de carburante.
Cualquier consumo eléctrico
Va a sonar un poco raro, pero lo cierto es que bajar una ventanilla, encender los faros o conectar el limpiaparabrisas sale más barato en un eléctrico. La diferencia es despreciable en algunos casos (como el de las ventanillas), pero no en todo caso a largo plazo. Ello se debe a que, en un coche con motor de combustión, toda la energía que consume el coche sale del carburante que pagamos. Pero convertir ese carburante en electricidad es mucho menos eficiente que tomarla directamente de la batería, como ocurre en un eléctrico. Aunque la diferencia no sea grande, usar el aire acondicionado en un eléctrico cuesta menos dinero.